La re-evolución de las oficinas

Cador con 42 años en el mercado de las oficinas, junto con uno de sus directores de mayor experiencia, analiza la revolución y evolución del mercado de las oficinas, dejando abierta una visión al futuro de los espacios de trabajo.

La evolución del diseño de oficinas en cuatro décadas

En estos casi 40 años desde mediados de los ochenta hasta ahora, mucho hemos cambiado todos, empresas, personas y espacios de trabajo. Hemos cambiado en la manera de ver la vida fuera y dentro del ámbito laboral, trabajo personal versus trabajo en equipo, empresas piramidales en la toma de decisiones frente a empresas más transversales en la relación con las personas y en las decisiones empresariales.

En los ochenta, el concepto que primaba en cuanto al diseño y la construcción de oficinas era fundamentalmente espacios cerrados, con una dotación de puestos donde las personas trabajaban en función al espacio del que disponía la empresa y no al espacio que cada empleado necesitaba para desarrollar su trabajo, tratando de cumplir con la normativa vigente.

Las oficinas eran todas más o menos parecidas en cuanto al diseño. El factor diferencial era el tipo de mobiliario que se utilizaba, de más alto o bajo nivel, así como los acabados en maderas en las divisiones y los diferentes acabados en los recubrimientos de los suelos. En los despachos en esos años había dos prioridades: la independencia acústica y la independencia visual. Por norma general, eran separaciones ciegas, que marcaban la distancia con el resto de los trabajadores y servían para determinar el estatus de las que los ocupaban. Conceptos como los acabados en la compartimentación, el tipo de mobiliario, las dimensiones de los despachos diferenciaban el diseño de las oficinas, tanto de grandes multinacionales como de las pymes.

Poco a poco fue evolucionando a la colaboración interdepartamental, abriendo espacios y haciendo despachos únicamente para los responsables de área, generando más compañerismo y comunicación.

En esta época algunas compañías empiezan a tener internet. A partir de 1985 las multinacionales comienzan a instaurarlo, mientras que, en las pymes, que es la red de empresas más numerosa en España, tarda un poco más en llegar por el coste que supone. Así, entendemos que hasta los 90 no empieza a materializarse Internet, siendo en 1998 cuando empieza entrar en los hogares españoles, gracias a los operadores, lo que revoluciona la forma de vida de las personas y sobre todo la forma de trabajar conocida hasta entonces.

Praderas, puestos no asignados y ecología

Posteriormente se fue implantando el concepto de zonas o espacios más despejadas en cuanto a las compartimentaciones se refiere. El concepto de zonas abiertas ”praderas”, nació en Nueva York y se le atribuye al arquitecto italiano Gaetano Pesce, que a mediados de los 90 diseñó la primera oficina con este novedoso concepto, para una empresa de publicidad.

A finales de los 90, empiezan a aparecer conceptos nuevos como “puestos no asignados”, espacios de concentración, espacios de colaboración, con lo que la oficina comienza a sufrir un nuevo cambio. Los espacios cada vez son más abiertos, existen áreas de interrelación de los diferentes equipos, y al mismo tiempo surgen zonas destinadas a la concentración. Las tecnologías acompañan estos cambios, se dispone de la movilidad que permiten los teléfonos móviles, internet es una fuente de información donde acudir y conseguirla rápidamente, se empieza a viajar menos, debido a que las tecnologías también nos permite realizar las reuniones entre personas con distintas ubicaciones, teniendo una comunicación aceptable y permitiéndonos mantener de alguna manera la cercanía, al poder vernos realizando las videollamadas y sin tener que realizar tantos viajes, con el ahorro consiguiente que implicaba para las empresas. Gracias a las tecnologías, comienzan a tomar fuerza argumentos no solo de ahorro económico, sino también, de preocupación por la naturaleza, apareciendo el término de “ecología”.

Por desgracia, la evolución de estos conceptos a ciertos sectores y a ciertas empresas más tradicionales no llega a convertirse, como consecuencia de la crisis de 2008 hasta 2014. Es a partir de este momento cuando se vuelve a potenciar nuevamente todos estos conceptos, así como, conceptos que no son nuevos como ergonomía y flexibilidad, conceptos de los que se empezó a hablar a principios del siglo XX. Siempre han existido empresas que se apuntan a las nuevas tendencias, implementando todos los conceptos en sus organizaciones y que el resto los denominan “modernas”. Por otro lado, estaban las que se aferraban a los antiguos conceptos de los despachos, la no visibilidad, la insonoridad. A lo largo de estos años, ha ido permeando las diferentes capas de las diferentes empresas, llegando hoy en día a estar todas desde las grandes corporaciones hasta las pymes, imbuidas de todos estos términos, teniendo la nueva filosofía incorporada a la empresa.

Empresas transversales, equipos multidisciplinares

Tenemos mayor accesibilidad a la información, más rapidez en las comunicaciones y no nos hace falta viajar para realizar reuniones y establecer acuerdos, mediante las videollamadas entre muchas personas. Todo esto ha influido también en los conceptos del diseño y acabados en las oficinas. Las empresas se han hecho más transversales y globales con lo que ya no se necesitan tantos despachos, se necesitan espacios donde interrelacionarse en los diferentes proyectos, se ha dejado de trabajar de forma unipersonal a trabajar en equipos multidisciplinares, incluso no ubicados en el mismo edificio, ni en la misma ciudad. Se mantienen reuniones a través del ordenador y en diferentes ubicaciones geográficas. Las personas necesitan disponer de espacios donde pensar, reunirse, tener diferente tipo de mobiliario en función al trabajo a realizar, oficinas abiertas.

Las empresas buscan más el diseño y la atracción del talento, para trabajar por proyectos de forma global, que la individualidad. Entramos en la era de la transparencia y la flexibilidad, y las oficinas son el reflejo de esta.

Bienestar, Biofilia y Colaboración

Las empresas buscan hoy en día la máxima flexibilidad, porque se deben de adaptar a los momentos que viven. Nuevos conceptos como “neuroarquitectura”, nos enseña la influencia de los espacios en el bienestar mental. La luz natural, también tiene un impacto directo en nuestro bienestar y estado de ánimo. También a la hora de realizar los diseños, debemos de tener en cuenta los materiales a emplear. Debemos de aplicar la coherencia, sencillez y tener en cuenta los temas medioambientales. La “biofilia” es conseguir la unión con la naturaleza llevada a los espacios de las oficinas.

En los últimos años las empresas, valoran la interacción con su entorno y con empresas que puedan aportar conocimiento, ya no solo se busca la colaboración interna entre áreas, se buscan las sinergias con el entorno empresarial, lo que ha llevado en una era de transparencia y flexibilidad a la creación de espacios compartidos. Son los denominados espacios de coworking. Estos permiten a diferentes empresas trabajar juntas, colaborar y formar una comunidad, reunirse en un mismo espacio de trabajo, buscando afinidades y sinergias que les permitan crecer. En resumen, hemos sufrido muchos cambios en estos casi 40 años en el mundo de los espacios destinados a oficinas y esto solo acaba de empezar.

Teniendo una visión al futuro, ¿cómo será el trabajador del futuro?

El trabajo del futuro se basará en ciertos aspectos fundamentales, entre los que destacan los ecosistemas digitales, una nueva gestión del talento que es cada vez más multidisciplinario y los nuevos modelos operativos que combinan ambos factores.

Nace el nuevo concepto “gig economy”, donde la tecnología y la flexibilidad son los pilares a la hora de este nuevo modelo de contratación.

Alberto García, Director de Cataluña y SSGG

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